Con el inicio de una nueva ventana internacional para este mes de noviembre, el mundo del rugby comienza a centrarse en el debate sobre la “regla 9”. La cuestión es una nueva puja de poder entre los clubes y las uniones nacionales asociadas a la World Rugby.
Como suele suceder habitualmente en este tipo de disputas, es el jugador quien queda en el medio y como rehén de la situación. Dado que son ellos quienes deben tomar la incómoda decisión entre defender la camiseta del seleccionado de su país o quedarse jugando para el equipo que lo contrató. Aparece la lucha interna entre lo más anhelado vs. el peso del dinero.
El sueño o la carrera profesional
Aunque hay una regla para definir estas situaciones, generalmente no suele cumplirse. Con la profesionalización del rugby, a mediados de los ‘90, el dinero pasó a un plano que nunca había tenido antes en el mundo de la ovalada. En esa dicotomía que se empezó a producir, los billetes fueron inclinando la balanza a su favor.
La regla 9, que forma parte del reglamento del World Rugby, es muy específica en aquellas situaciones sobre la cesión de los rugbiers por los clubes para encuentros de sus selecciones. Partiendo que se establece que “el rugby internacional de alta calidad sirve a los mejores intereses del deporte en todos los niveles”.
Pese a la existencia de la ley, los equipos consiguen salirse con la suya. Actualmente el rugby es un importante negocio, por lo cual perder alguna de las figuras puede representar una baja en la venta de entradas, perder un juego vital o que alguna estrella pueda lesionarse.
El caso más resonante es el que tiene como protagonista a Quade Cooper. El apertura de los Wallabies se expresó en las redes sociales por no poder estar en la gira de Australia por Europa. Cooper se pierde los encuentros ante Escocia, Inglaterra y Gales que formarán parte de la ventana de noviembre, para estar a la orden de su club Kinetsu Liners, en Japón.
Un problema global
Esta situación se viene dando en todas las asociaciones y cada vez con mayor asiduidad. Más allá del resonante caso del apertura australiano que debió quedarse con su equipo en Japón, los casos se multiplican en las diferentes selecciones en la previa a la ventana de noviembre.
En los propios Wallabies, además de Cooper, se encuentran los casos de Samu Kerevi y Sean McMahon, del Suntory Goliath de la liga japonesa. El seleccionado argentino de Los Pumas también debió enfrentarse a la problemática de la no cesión de jugadores y tener que buscar la aplicación reglamentaria.
Mario Ledesma, head coach del seleccionado argentino de rugby, planteó el no cumplimiento de la regla 9. Para Ledesma, está situación genera que pierdan los seleccionados y los entrenadores. Una de las mayores problemáticas que observa el head coach de Los Pumas es la organización del calendario y la falta de descanso para los jugadores.
Ledesma criticó que el hemisferio norte juegue a destiempo con el hemisferio sur. Esa situación genera un crecimiento de las lesiones y el bienestar del jugador, provocando un malestar por el tire y afloje que se da en cada convocatoria, al tener que ser el jugador quien debe tomar la decisión final.