Las Mejores Jugadoras de Rugby Femenino de la Historia: Un Legado de Dominio y Pionerismo

El mundo del rugby femenino ha experimentado una evolución impresionante a lo largo de las décadas, y algunas jugadoras han destacado no solo por su habilidad en el campo, sino también por su impacto duradero en el desarrollo y la promoción de este deporte entre las mujeres. 

En este artículo, encontrarás el legado de algunas atletas excepcionales que han dejado una marca indeleble en la historia del rugby femenino.

Portia Woodman

Esta jugadora se ha convertido en un ícono del rugby femenino, especialmente en la variante de rugby a siete. Su habilidad para cruzar la línea de gol es simplemente asombrosa, con 195 intentos y 975 puntos en 157 partidos. No solo es la máxima goleadora de las Series Mundiales, sino que su destreza en el campo la llevó a ser nombrada Jugadora del Año de Rugby Femenino en 2017. Su transición de lateral a delantera en mitad de su carrera demuestra una versatilidad única que la distingue como una jugadora completa. A los veintiocho años, Woodman promete un futuro aún más brillante para el rugby femenino.

Emily Scarratt

Scarratt ha demostrado ser una jugadora extraordinaria y una líder ejemplar para el equipo inglés. Juega en la posición crucial de defensa central y lateral, mostrando una versatilidad similar a la de Woodman. Su destacada actuación en la Copa Mundial de Rugby Femenino de 2014, donde anotó 70 puntos, la llevó a liderar a Inglaterra hacia la victoria en el torneo. Scarratt no solo destaca por su habilidad para anotar, sino también por su contribución al baloncesto y su liderazgo en el equipo de sevens de Inglaterra, consolidándose como una atleta multifacética y talentosa.

Emily Valentine

Emily Valentine, aunque puede no haber dejado un legado estadístico tan impresionante como otras jugadoras en esta lista, es reconocida como la primera mujer en jugar oficialmente al rugby. Acreditada en 1884 como parte del equipo de la Portora Royal School en Irlanda, Valentine desafió las normas de la época y dejó un impacto invaluable. Su contribución al diario sobre rugby proporciona a los historiadores un registro invaluable, y los esfuerzos para incluirla en el Salón de la Fama del Rugby reflejan su importancia histórica.

Charlotte Caslick

Con solo veinticuatro años, Charlotte Caslick ha emergido como una estrella dominante en el rugby, especialmente en la versión a siete. Su papel clave en la obtención del oro para Australia en los Juegos Olímpicos de Río 2016 la catapultó a la fama internacional. Caslick destaca por su increíble visión de juego, velocidad y capacidad para marcar tries. Su reconocimiento como la Jugadora de Seven Femenino del Año en 2018 refleja su contribución a la excelencia en este formato del rugby.

Carol Isherwood

En el desarrollo y expansión del rugby femenino, el papel de Carol Isherwood es insustituible. Su influencia se extiende más allá del campo, ya que contribuyó significativamente a la formación de la futura selección femenina de rugby de Inglaterra. Desde su papel como jugadora y capitana hasta convertirse en entrenadora y miembro del Comité de Rugby de la IRB, Isherwood ha dejado un impacto duradero. Su inclusión en el Salón de la Fama del Rugby en 2013 es un testimonio de su contribución a este deporte.

Anna Richards

Anna cerró su carrera de casi dos décadas como una de las jugadoras más exitosas en la historia del rugby femenino. Perder sólo dos veces con Nueva Zelanda y mantenerse invicta con su equipo de club, las Auckland Storm, es un logro excepcional. Richards no solo destacó en el campo sino que también ha seguido contribuyendo al rugby como entrenadora. Su ingreso en el Salón de la Fama del Rugby en 2014 es un reconocimiento merecido de su legado.